LA LEY DE LA VIDA.
La luz de la mañana asoma por el horizonte recortado de presagios nunca antes acontecido y la tierra, esconde la piedra que la lluvia pasajera enterró, festejando su encuentro con una húmeda caricia.
Ya las canas de la mente, anuncian el tiempo perdido.
Aquellas inmensas semillas cautivas todas ellas del olvido, dejaron de crecer apenas nacieron. No tenían sentido alguno el seguir... pisas entre la hierba, acosada por la rencilla de un ocaso que la niebla había oscurecido. El miedo, una vez más, acompaña al hilo que teje la araña. El silencio y su murmullo enmudecen cuando la noche... acecha. Navegando en suave delirio, viajando fiel a la suerte de una trágica tempestad que hundió en la profundidad de los mares, otro bajel interior. Ahora, encuentro siempre a la deriva la mano ciega de la soledad. Ahora... sí que tengo pánico, es muy peligroso acostrumbrase al miedo, sin darte cuenta se acaba participando, dándole la mano con una cierta cautosidad morvosa que envuelven todos tus momentos conviertiéndolos en sufrimiento contínuo.
Ansías... siempre...., de ser cómplice de una vida cargada de letanías, encarcelada de penurias y pensamientos que manchan una mueca hirónica, tempestuosa, teatralmente grotesca, incluso, porqué no... ridícula.
Se asesinan los latidos intrínsecos, vulnerabilizando las sensaciones, perdiendo incluso el sentido de toda razón, el control de la sensibilidad, quemando sin querer...la llama de la cordura.
En la isla de la ilusión, el náufrago rebajó su condena.
Todo lleva al silencio que calma el dolor, es coraje, penetra sin darte cuenta en cada poro de tu piel. Es paciente, inquieto, ventrílocuo callado y no pide nada más que el poder ser. Quiero aprender a existir, que me expliquen cómo he de hacer para poder navegar en los ancenstrales mares de esta vida, cómo me podrán guiar las estrellas y cómo hacerlas constelaciones.
Dadme una brújula, un destino o un arpón, entonces es cuando me enseñaréis a contar los días mirando sólo al sol, a la luna, a los puntos cardinales, como hacéis todos. Dejádlme todo el tiempo que necesite para curtirme sobre las aguas frías de la vida y la muerte, para que piense en la calma y luche contra las tormentas y el ojelaje enfurecido. Con las redes ya tendidas, recogeré la paz merecida y el aliento que me llenará el alma vacía. Levaré anclas, izaré velas, saludaré con la mano, porque al igual que a ti, nunca me gustaron las despedidas; así, de esta forma, partiré deprisa perdiéndome en ese otro mundo, entonces y sólo entonces, será cuando me sienta fuerte para vencer mi batalla particular, mi mejor y peor lucha, la del amor y el dolor.
En el viaje, sin saberlo, la ley de la vida cobrará su tributo y el oleaje, se lo llevará todo.
Sí , al ser humano y todo aquello que quería olvidar.
Etiquetas: Pensamientos y Reflexiones.
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